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Mis valores educativos: el Trabajo por la Paz


La paz es una de las condiciones sin las cuales no puede darse una sociedad feliz. Por tanto, estamos trabajando a nivel de sociedad. Si buscamos vivir en sociedad procurando la felicidad tanto en nosotros como en el conjunto de las personas, no podemos vivir sin una armonía, un respeto, una cooperación y un equilibrio. Por tanto, la paz es una condición bondadosa a nivel de sociedad.

Generalmente lo más sencillo es definir la paz como la no violencia, entendiendo la violencia como algo malvado que posee un potencial para destruir e impedir la felicidad de la sociedad. Llegar a un concepto de paz positiva cuesta más pero es más beneficioso para desarrollar el valor y poder sensibilizar. Si bien es verdad que podemos definir indicadores en función de comportamientos para ver si somos una sociedad violenta o “no pacífica”, sería más interesante definir actuaciones que nos demostraran nuestro desempeño pacífico.

Y aquí entra en juego uno de los valores que asimilé del karate do: el camino de la mano vacía. Como recordaréis, había presentado el karate como un Bu Do, un “camino” o “filosofía” del guerrero. Y aunque esto suene muy mal hablando de paz, realmente la connotación que tenemos de guerrero o soldado en occidente difiere radicalmente del pensamiento oriental.

En Japón, el kanji de la palabra guerrero se compone por otras dos raíces que significan “parar/impedir” y “daño/arma”. En efecto, el concepto oriental de un guerrero es de una persona que vela y guarda la paz, no tiene ni siquiera relación con portar un arma o saber golpear, tiene que ver con la preferente resolución pacífica de conflictos.

El objetivo último detrás de los practicantes de filosofías marciales orientales es única y exclusivamente la búsqueda de la paz. Incluso uno de los objetivos del Bushido es salvaguardar la vida pacífica de la gente. Es bastante conocido que la palabra samurái significa “servidor”, porque en su origen fue una clase preferente que nace para ayudar al pueblo.

El bushido, o camino del guardián de la paz, se define en torno a 7 valores o principios por los cuales una persona puede ponerse al servicio de una sociedad pacífica. No estoy de acuerdo con la interpretación que se les da a todos, pero los cito aquí a continuación, y me parece muy interesante que los veáis, no desde el punto de vista de un guerrero, sino de un ciudadano o de un profesor:

1.- Coraje: Una persona debe tener la valentía suficiente como para tomar decisiones que le afectan a él y a la sociedad de la que participa, para que en conjunto pueden vivir de forma plena e inteligente. Aún si se equivoca, toma la iniciativa y asume las consecuencias de sus actos.

2.- Cortesía y humildad: El respeto se gana por las acciones con las que uno demuestra quién es en realidad. Una de estas oportunidades reside en el trato que demuestras a tus semejantes.

3.- Compasión: Poseer mayores capacidades que otra persona no te da su respeto, pero te hace digno de poder ayudarla, con lo que seguramente te ganes su respeto.

4.- Justicia: Cada persona debe considerar lo que para él es su propia justicia y actuar en consecuencia. (Aunque la justicia de los antiguos samuráis no era precisamente la empática que yo defiendo)

5.- Honor: Es la capacidad para valorar, entender, cuidar y salvaguardar el mundo mejor que estás construyendo. Y sí, quizá es la primera vez que os planteéis que el concepto de honor está relacionado más con la mejora continua y la excelencia que con el orgullo.

6.- Lealtad: Cuidado de las personas que te importan, de aquellos de los que eres responsable, de las acciones que realizas y de la palabra dada.

7.- Sinceridad: Implica ser consecuente y desencadena el acto de hacer.

Al final, de lo que nos habla en el bushido es de normas de convivencia y cooperación para obtener resultados sociales: Si la sociedad en la que vivimos piensa que tiene una serie de necesidades sociales traducidas en objetivos sociales, entonces es más interesante que nos comuniquemos de forma efectiva y nos ayudemos entre nosotros para conseguir alcanzarlos, en vez de enturbiar las condiciones para que al final nadie acabe consiguiendo lo que se propone o se dificulte el camino.

Tras reflexionarlo, mi concepto de paz positiva se traduce en desarrollar acciones con una intención bondadosa para conseguir y mantener en el tiempo resultados y percepciones sociales cada vez más elevadas de armonía, cooperación, realización personal y felicidad.

LA BÚSQUEDA DE LA PAZ COMO FIN EDUCATIVO:

Si la paz es un requisito sin el cual la felicidad social no es posible y la educación es una herramienta para capacitar a las personas a vivir felices también en sociedad, parece fácil entender que la educación debe abordar también aprendizajes para que las personas integren actuaciones pacíficas en su comportamiento.

Mientras haya una nación donde reine la violencia, no podemos aceptar que no se eduque para la paz en las escuelas.

Por tanto, qué espero fomentar como profesor: Identificación de los objetivos a nivel personal, de aula y de centro; igualdad de oportunidades, respeto, toma de decisiones, responsabilidad, compasión, justicia empática, comunicación, empatía, integración, diversidad, cooperación, transparencia, coherencia, resolución pacífica de conflictos y participación responsable en la ciudadanía.

Otra razón para fomentar la paz social (así como la justicia y la libertad) en el aula es la siguiente: El artículo 10 de la Constitución dice que la paz social es un derecho fundamental; y en la LOMCE se determina que los estudiantes deben trabajar una serie de valores, entre ellos el trabajo por la paz, la libertad y la justicia.

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