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Mis valores educativos: la Libertad

La libertad es la capacidad para decidir y realizar acciones, aceptando las consecuencias de esos actos.

Si para ser feliz necesitas cumplir una serie de necesidades y unos objetivos que te marcas y no puedes realizarlos, vas a ser infeliz siempre. La libertad la considero el primer valor necesario en las personas para que puedan ser felices. Es por eso que se ha reconocido como derecho en muchas sociedades.

Mi valor personal de hacer primar la libertad implica la libertad personal y de tus semejantes: no basta con hacer primar tu libertad personal, sino también darle importancia a la del resto. Ésto significa que si tus acciones pueden limitar o manipular con ánimo de limitación las del prójimo, no estás respetando el ideal de libertad porque estás controlando y bloqueando las de la otra persona.

Es cierto que muchas veces habrá conflictos de intereses: acciones que decidirías poder realizar y que limitarían las de otras personas, pero ahí entran en juego tus otros valores como persona para poder valorar y evaluar cómo deberías comportarte. Educar para la libertad por tanto también implica educar en otros valores, como dijo Platón. La educación debe abordar también temas de igualdad de oportunidades, trato con justicia, asertividad, responsabilidad, tomar decisiones racionales, control de impulsos, reconocer tus necesidades, evitar ser manipulado, etc…

El primer paso para ser libre es ser consciente de que se puede serlo. Muchos estudiantes recorren el camino que quisieron sus padres sin posibilidad de plantearse que ellos tienen otra oportunidad diferente. El segundo paso es decidir ser libre y tener el coraje suficiente como para enfrentarse a aquellos que no respetan nuestras elecciones.

Solo cuando puedes decidir tu propio camino, tus valores y no tener que fingir tu personalidad puedes comenzar a trabajar en tu propio proyecto de vida, que al final es una planificación de todas aquellas acciones enfocadas a cumplir los sueños que nos hacen felices. Si queremos ser felices, lo primero es enfocarnos en aquellos sueños que hemos considerados dignos de nosotros y ponernos a trabajar para lograrlos. La verdadera libertad reside en forjarnos y trabajar por una misión, una visión, unos valores y unos objetivos que nos permitan ser felices.

Relaciono el concepto de libertad con el de educación a través de otra idea muy importante y es que los alumnos, como personas a las que respeto pero soy consciente de que necesitan ayuda, van a elegir su camino ellas mismas. Y yo, en mi labor de orientador, les enseñaré las mejores alternativas y les daré herramientas para ayudarles a recorrer ese camino, independientemente de que personalmente no lo valore adecuado o crea que es erróneo. Si bien evaluaré periódicamente su evolución personal e intervendré para reorientar cuando considere que se están equivocando, también debo de ser algo humilde y pensar en que, para convertirse en mejores personas que yo, deben de tomar decisiones diferentes a las mías.

Para alinear esa elección de camino escogido con cada alumno, el trabajo del profesor consiste en observarles y analizar sus puntos fuertes, debilidades, fortalezas y destrezas en cuanto a capacidades, valores, experiencias y conocimientos. En función de ello, podremos orientarles mejor y de manera personalizada, respetando así su identidad y reforzándola hacia la obtención de su “mejor versión” que les permitirá cumplir su proyecto de vida.

LA LIBERTAD COMO FIN EDUCATIVO:

Si la educación capacita a las personas para que puedan realizar acciones y ser felices, la libertad les permite tomar esas decisiones y hacer realidad esos deseos que se proponen.

Libertad y educación son complementarias, al final la educación libera a la persona en el sentido de que le permite elegir mejores elecciones. Y los conocimientos y capacidades aprendidas rompen limitaciones que puede que incluso desconociera la propia persona. Por otra parte, educar a una persona sin un proyecto de vida resulta ineficiente y egoísta, para fines socialmente económicos.

Si bien es verdad que quizá todavía no posean la capacidad para planificar el comienzo de su vida a esa edad tan temprana, también es verdad que a nadie -salvo los afortunados que reciben sesiones de coaching- se les enseña cómo hacerlo.

Más que preguntarnos si están preparados para ello, deberíamos preguntarnos si alguna vez vamos a prepararlos y considerar implantar este tipo de enseñanzas (que me consta que pueden ser muy fáciles y divertidas) a una edad temprana para que sean capaces cuanto antes de tomar las riendas de su vida.

Educar para la libertad consiste en impartir aprendizajes de varios puntos importantes:

Las personas educadas deben aprender a realizar análisis personales: Detectar sus necesidades, identificar qué cosas les hacen felices, ser conscientes del ambiente que les rodea, conocer las capacidades de todas las personas y valorarse en ellas, identificando sus puntos fuertes, debilidades, fortalezas y vulnerabilidades; conocer sus limitaciones actuales, sus deberes, derechos y responsabilidades…

Deben aprender a elegir sus valores personales y a definirlos como parte de su conducta en acciones.

Sería muy aconsejable que aprendieran a valorar los beneficios que aporta la educación y las amplitudes de mira que ella permite. Que sepan qué es ser independiente o dependiente de algo y detecten manipulaciones hacia su persona.

Deben aprender a elegir y fijarse objetivos personales, planificarse, valorar las posibilidades que tengan, gestionarse el tiempo, evaluar riesgos y sus consecuencias, etc… Y luego, aprender a evaluar, aprender y mejorar de su desempeño en dicho proyecto de vida.

¡Qué complicado es ser verdaderamente libre!

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