Mis valores educativos: la Excelencia como disciplina
- Daniel Álvarez
- 26 feb 2017
- 4 Min. de lectura

Hasta la fecha siempre empezaba intentando definir los valores, pero como la excelencia es un concepto tan especial para mí, voy a intentar que lleguéis al concepto vosotros mismos.
Empiezo desmintiendo la idea de que sea un valor abstracto o cualitativo. La excelencia es real y se puede medir. Es más, es muy interesante medirla para ver el progreso real tanto de una persona o una organización respecto a su desarrollo, por lo que las cosas que voy a contar a continuación se aplican, no solo a una persona, sino también a un sistema de gestión de una organización (como puede ser un colegio) o incluso una sociedad.
Imaginemos una persona excelente, ¿qué cosas debería de hacer? Pues muchas y variadas, probablemente, pero si nos preguntamos ¿Qué temas debería tocar (de la forma que ella considere)? Ya la respuesta se afina mucho más y hay gente que con la mejor de las intenciones ha decidido escribir y enseñar sobre ello:
8 PRINCIPIOS DE LA EXCELENCIA: (Adaptación de un extracto del Club de Excelencia en Gestión)
1.- Añaden constantemente valor a las personas que les rodean comprendiendo, anticipando y satisfaciendo sus necesidades, expectativas y oportunidades. (Cuidando, desarrollando y ayudando. Incluso amando.)
2.- Se preocupan por el futuro: buscan la sostenibilidad y producen un impacto positivo en el mundo que les rodea porque mejoran las condiciones económicas, ambientales y sociales de las comunidades con las que tienen contacto.
3.- Desarrollan sus capacidades permanentemente. Se educan, forman y ponen a prueba con nuevos retos constantemente.
4.- Generan mayor valor y mejores resultados a través de la mejora continua y la innovación sistemática aprovechando la creatividad de las personas que les rodean.
5.- Lideran o reconocen líderes que dan forma a su futuro compartiendo una visión, su ejemplo inspira a otras personas y son íntegras en el desempeño de los valores que hayan adoptado.
6.- Se adaptan a los cambios con agilidad: son hábiles identificando y respondiendo antes oportunidades y amenazas en aquello que se proponen de forma eficaz.
7.- Buscan alcanzar el éxito en contacto con otras personas: comparten o alinean objetivos personales de sus proyectos y crean una cultura social de responsabilidad para cumplir los objetivos que se proponen.
8.- En aquello que se proponen, mantienen resultados sobresalientes en el tiempo y cada vez mejores.
Bueno, como calentamiento no está mal. Tenéis que saber que estos principios son objetivos, tienen una métrica que evalúa su desempeño y su puntuación depende de una rúbrica que desglosa cada uno de estos principios en una larga batería de subprincipios, a los que se les piden ciertos requisitos de respuesta práctica y real en el día a día. Y en función de esto, puedes tener una puntuación indicativa de lo excelente que eres.
Hay otra manera de evaluar la excelencia según EFQM, y es recurriendo a los componentes que forman los sistemas: Por dar un poco de contexto, la idea es que todo sistema (organización, persona, sociedad) hace cosas y esas cosas se traducen en resultados. Así pues, tenemos criterios agentes (las cosas que hacen, o también llamados enfoques) y criterios resultados (los resultados que obtienen). Estos criterios se evalúan y se puntúan de forma similar a los principios y se suman para dar una puntuación total.
Se supone que, si tienes un grado de excelencia en total alto, tanto la puntuación de los criterios agente como la de los resultados será elevada. Los criterios agentes se compondrán de una gran cantidad de enfoques que realizas, en relación a tu liderazgo, estrategia, aliados, recursos, medios, personas cercanas y tu orientación a la gestión por procesos. Los criterios resultado miden resultados tanto de percepción como de rendimiento en los grupos de interés y las personas, en la sociedad y el medio ambiente, resultados clave de tu proyecto y de sostenibilidad.
Está genial que hayan inventado esto, porque así puedes ver cuánto has progresado y lo que te queda aún por recorrer, ya que permite tu desarrollo y mejora, que es un principio de la propia excelencia.
En relación a la profesión de docente: un profesor debería ejemplificar en su persona todos los principios propuestos anteriormente. Además, un profesor, como persona excelente que busca sobresalir en su faceta de profesional, debe saber ser un experto en la gestión. No solo en su gestión sino en cualquier tipo de gestión: debe saber planificar, debe ser metódico y tener capacidad para detectar mejoras. Es más, un profesor debe enseñar como planifica, ejecuta, mide, revisa y mejora su trabajo a los estudiantes, ya que la gestión transciende a todos los ámbitos de la vida y hay muy pocas personas que sepan hacerlo.
LA EXCELENCIA COMO FIN EDUCATIVO:
Al final, el concepto de la excelencia es tener un lugar en el mundo y verlo con cierta actitud. Enfocarse a ciertos valores que permiten tu desarrollo en cooperación con el resto de personas con las que interactúas.
Por mantenerlo simple, la idea que quiero transmitir a los estudiantes es que pueden convertirse siempre en una mejor versión de sí mismos si nunca dejan de cuestionarse porqué hacen lo que hacen, porqué hacen las cosas de la forma que hacen, qué cosas hacen que se pueden mejorar y cómo podrían cada día ser un poco mejores que el anterior.
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